Sé que hoy en día el sector gastronómico está muy saturado de negocios que ofrecen de todo para todo el mundo y encima los complementan con más servicios.

Cuando yo pensé en especializarme, no podía evitar que me apareciera todo el tiempo la palabra “límite”.

Después descubrí que si bien sonaba contradictorio, hiperespecializarme era la mejor decisión que podía tomar.

Pensaba que cuantos más servicios ofrecía y a más gente, tenía más posibilidades de conseguir clientes. Pero después con la propia experiencia me di cuenta que esto es totalmente falso: cuanto más grande es el mercado al que te dirigís, más competencia existe y más invisible te volvés.

Y ahí es cuando los clientes te eligen por precio, te piden descuentos, te comparan con otros y tenés una competencia enorme.

Me ayudó entender que simplemente estaba dirigiéndolo hacia un público más específico, por lo tanto con más probabilidades que el cliente me encuentre a mi, mas que salir a «pescarlo» y que mágicamente me eligiera al lado de tres millones de ofertas más.

Posicionarse como el mejor restaurant que ofrece todo tipo de comidas es muy difícil porque implica muchísimo tiempo y años de experiencia. Limitar tu rango de acción es un atajo grandísimo para crecer mucho más rápido.

Convertirse en un referente dentro un mercado chico al final termina siendo mejor que ser un pequeño competidor en un mercado gigante saturado de miles de competidores.

Elegir una especialización no es fácil y puede sonar contradictorio al principio, pero es una estrategia a largo plazo que te permite dirigir tu negocio hacia un mercado específico y muy rentable.

No es una decisión fácil, te da miedo de verdad. Y puedo escribir un artículo de mil caracteres para justificar todos los rasgos positivos que trae la hiperespecialización, pero al final aunque estés 100% convencido, no va a dejar de darte miedo.

Lo sé porque pasé por lo mismo.

Entonces la única alternativa es que ese miedo te ayude a saltar.

Arriesgar para ganar.

Es un error pensar que por especializarte tenés que ser experto desde el principio. 

Poco a poco, la misma experiencia y las sugerencias de tus clientes te van a posicionar como tal. Tu confianza y la habilidad para solucionar problemas también aumenta proporcionalmente.

Y si tu problema es que todavía no estás seguro en qué especializarte, siempre va a ser mucho más fácil elegir algo con lo que disfrutes, que te interese y en lo que seas bueno.

Pensá en ese plato o bebida estrella de tu bar o restaurant, el que mejor te sale y el que tus clientes más elogian.

A partir de ahí, te animo a que le des un giro a tu negocio y pienses qué pasaría si de repente lo hacés protagonista y empezás a ser por ejemplo el restaurant experto en paella de calamares en tu cuidad.

Primero te olvidás de la competencia. Cuántos restaurantes especializados en paella de calamares hay por tu zona? Uno? Ninguno? Genial! Tu negocio ya es diferente.

Ahora tenés que ganarte tu reputación y realmente ponerle todas las fichas a esa paella para que cada persona que la pruebe se chupe los dedos y no pueda evitar recomendarte con todos sus amigos.

Y lo mejor que te puede pasar: que vuelva una y otra vez en busca de ese manjar.

Poco a poco, los mensajes de tu marca van a estar más focalizados y vas a saber exactamente cómo conectar con los amantes de la paella de mariscos, dónde encontrarlos, cómo seducirlos, etc.

Al conocer cada vez mejor a tus clientes, vas a invertir mejor tu energía (tiempo y dinero) en acciones de publicidad y marketing.

El boca en boca a veces corre más rápido que los avisos de Facebook, y de repente un día tenés lista de espera.

Suena re bien no?

No sé vos pero se me hizo agua la boca con esa paella de calamares del ejemplo.

Contame si tu negocio ya está hiperespecializado y te pasó alguna de las cosas que te cuento acá o si todavía te da miedo definir una especialización o tenés alguna duda para hacerlo.

Te leo!